sabato 7 febbraio 2009

Confesiones de un "Caballero" en la Habana



( video: Memorias de Eusebio Leal Spengel, Historiador de la Ciuda, Cuba)



 Buenas tardes, Caballero.

- Buenas tardes, Calzadilla. Te esperaba y por favor no me llames más Caballero -contesta al saludo, en voz muy baja, casi inaudible (...).
- ¿Por qué no quiere que le llame Caballero? -pregunto curioso. Aparentemente estoy curado de espanto y de regreso de todos los caminos. Pero no es así, no estoy preparado para escuchar la respuesta de este anciano, que dice con voz vacilante, en el umbral de la muerte:
- Ya no soy el Caballero de París. Estos no son tiempos de aristócratas ni de caballeros andantes.
- ¿Ya yo no soy tampoco, su fiel mosquetero? -pregunto. 

- No, Calzadilla, desde hace años sólo eres mi fiel psiquiatra

(Por Nury Arcia)
Con su talante y personalidad quijotesca, como algunos lo describen, y su “locura cuerda” (parafrenia) José María López LLedín se convirtió en una de las leyendas más populares metropolitanas de la Ciudad de la Habana : El caballero de París.

"Es lógico que sea popular. Todo el mundo me conoce. Todo el mundo me mira. Yo soy la leyenda que camina, la tradición sagrada que recorre las calles. Yo soy no un hombre sino un dios... Un dios que persigue la paz entre los humanos y la guerra entre los guerreros... Los que me critican, me ofenden y hasta me desprecian, no saben ni sabrán nunca qué hay en el fondo de mi corazón. Esos fariseos ignoran la gloria inmensa, la emoción profunda que uno experimenta cuando dice: Yo soy el Caballero de París".

(Fotografías publicadas en Internet y de uso público)

















Quienes lo conocimos y lo vimos deambular por las calles de la capital cubana lo recordamos vestido de negro y su capa de Mosquetero, el pelo largo desaliñado, sus manos finas, su pasión por la filosofía de la vida, los libros y cuanto argumento usted ni se imagina; donde aparecía este "ilustre" personaje un círculo de curiosos lo rodeaba. En sus recorrido por el Vedado,barrio habanero, allí en la esquina de Coppelia en L y 23, una de las heladerías más famosas de los años 70 y 80, lo oí dialogar con estudiantes de la Universidad de la Habana quienes poniéndolo a prueba con sus preguntas y la sabiduría de sus respuestas mezcladas con la fantasía de sus ideas me dejaron perpleja en más de una ocasión. Hombre educado, de buenas maneras no aceptaba dinero sólo si podía dar algo a cambio, cualquiera de los objetos que siempre llevaba y que resultaban su único tesoro junto a su dignidad.

"Estas revistas viejas, constituyen un archivo. Ahí, en ellos, están las citas históricas que son el manjar con el que me alimento. Este reloj amarillo me lo encontré en la calle. Me lo debe haber arrojado un santo del cielo para que yo nunca sepa la hora en que vivo. Y este pantalón y esta capa son de legítima muselina azul. Los dioses sólo visten muselina azul."

"Yo nunca pido limosnas. Yo no imploro la caridad. Los dioses no se arrodillan"

Muchas son las historias que rodean este "Caballero andante" sobre su origen y vida, pero como el mismo Lledín confiesa:

"Yo no salí de ningún cerebro. Yo salí por donde salen todos los hombres y también todas las mujeres. Yo nací allá en España, el 29 de diciembre de 1886, el mismo día que Alfonso XIII, en una casa con sala, comedor, dos cuartos, un salón de gala...El rey llevaba un caballo, mejor que el de Atila, cuando iba a cazar y pasear conmigo. Caballo negro con estrella blanca en la frente. Soy de Lugo, ciudad amurallada, donde los moros nunca pudieron entrar, pegada a Asturias y a León."

Resultan cierto estos datos que le comentara a su doctor Luis Calzadilla Fierro autor del libro Yo soy el Caballero de París referentes al día de su nacimiento y lugar. Según algunas fuentes LLendín fue el cuarto de 8 hermanos; otras, sin embargo, afirman que "hubo 11 hijos en la familia, de los cuales 2 habían muerto y 7 emigraron a Cuba".

"Mi nombre es Don Juan Carlos Manuel López Lledín Rodríguez, porque era amigo de él. Me puso su nombre de pequeño: José María Jesús. Tengo como catorce hermanos, uno se murió de pequeño". 

Bautizado en la Parroquia del Salvador de Negueira El Caballero comenzó su educación primaria a los 7 años de edad y llegó a completar la mitad de su educación secundaria.

En un artículo publicado en el website de la Revista Opus Habana se lee: "Siete de ellos emigraron hacia América, y la única hembra, Inocencia, atestiguó que fueron cuatro —incluida ella— los que llegaron a la Isla. Aquí todos formaron familia, menos uno, José, de quien afirmaba: «De pequeño era muy estudioso. Fue bastante tiempo a la escuela. Se quedó a la mitad del bachillerato; pero siempre le gustaron las buenas lecturas, la buena música y las comodidades, al extremo que le decían el rico de la familia...Él se enamoró de la hija de un médico de Fonsagrada. Ella se llamaba Merceditas y murió muy joven, estando José junto a su lecho Se llevaban muy bien. Siempre le estaba escribiendo versos. El mismo día de su muerte juró que jamás se casaría y cumplió su promesa» 
















Existe una romántica versión de su desafortunado amor y también, según algunos creen, motivo de su locura que recuerdo alguien me comentó : El Caballero tenía una correspondencia habitual con una novia francesa o quizás de otro origen pero que vivía en París y quien decidió, finalmente, reunirse con José María en La Habana, durante la travesía el barco se hundió trágicamente.

Pero lo cierto es que todos las historias concuerdan en que este singular personaje tuvo una novia que murió muy joven y el día de su muerte juró que nunca se casaría, promesa que siempre mantuvo.

"Recuerdo que era muy joven y tenía fiebre... Sudaba y soñaba... soñaba con viajar y cinco meses más tarde me vi viajando por Francia, entre bombas, tiros y quejidos. Un espectáculo espantoso para la gente corriente. Pero de una gran belleza para los gladiadores como yo. Aquel era mi ambiente. Y si no peleé con las armas en la mano fue porque no tenía edad. Por eso embarqué para Cuba en un barco alemán, el Princesa de Cecilia, la Reina de la Música, con el que amenazaron los submarinos alemanes allá. Llegué a Cuba con $ 26.00 en el bolsillo en el año 13 ó 14. Eso no tiene nada que ver porque Menocal se arruinó en la ruleta de Montecarlo... "

De acuerdo con el documento del Registro de Entrada de Pasajeros a Cuba que se encuentra en el Archivo Nacional Folio 283, el 10 de Diciembre de 1913 José María López Lledín llegó a la Habana a bordo del vapor alemán Chemnitz.

Los motivos que le provocaron la pérdida de la razón son inciertos, hay quien cuenta que fue por la muerte de su novia de París, otros que fue acusado de un robo que no cometió o algo peor que fue involucrado en un asesinato y cuando en 1920 fue encarcelado en la prisión del Castillo del Príncipe, en la Habana, comenzó con los primeros síntomas de la parafrenia; pero no es posible precisar las razones y mucho menos el tiempo que pasó en esta prisión, no existen documentos que confirmen el juicio y su arresto.

"He estado preso muchas veces en el Castillo del Príncipe por delitos que son culpa de otros. Delitos que yo nunca cometí. La fortaleza más grande del mundo era aquella. Era del antiguo Imperio español. Antes me cogía la policía, me llevaba al Castillo del Príncipe y me pelaban al rape a la fuerza. Allí no comía nada."

Otra gran incógnita es el origen de su apodo, nunca hacía referencia al porqué de este sobrenombre. A su biógrafo y psiquiatra le comentó un día que lo había inspirado una novela francesa a adquirir este nombre; tiempos después le dijo que fue en la "Acera del Louvre" donde las personas comenzaron a llamarlo de aquel modo. Quizás la vestimenta que usaba le hicieron pensar a muchos en un origen parisino o como afirman otros fue el semanario humorístico habanero "Zig Zag"(1938-1960) quien le diera este apelativo , sin olvidar su novia de París y su trágico final que pudo ser el motivo por el cual empezaran a llamarlo con este seudónimo .

"... La Habana me deslumbró como una mujer hermosa. Era mi Dulcinea y para dama de tales merecimientos, era necesario que yo le rindiera un tributo grande y extraordinario. Por eso me dejé crecer el pelo y la barba. Y en la Acera del Louvre me empezaron a llamar el Caballero de París. Expresé que no me gustaba que me llamaran El Caballero de París y es mentira. Me gusta; pero no con el significado de yo ser aquel mosquetero tonto que se enamoró de una reina y luego se la dejó arrebatar por un tal Buckingham."

En 1977 fue internado en el Hospital Psiquiátrico de La Habana ubicado en el Municipio de Boyeros por su deplorable estado de salud. Durante su permanencia en este centro de cura fue sometido a diversos exámenes psicológicos y físicos donde lo diagnosticaron enfermo de parafrenia -"delirio imaginativo, con confabulaciones y un deterioro no significativo de la personalidad"-Un delirio de grandeza que lo acompañó hasta el día de su muerte en una cálida madrugada del 11 de julio de 1986 a la edad de 86 años. 

"Yo soy un hombre que he sobrevivido. No pertenezco a la época del automóvil y de las guaguas*. Yo debía haber muerto con la última diligencia, antes de que el petróleo y las vitaminas alfabéticas inundaran el mundo... Pero ya que mi signo es el de brujulear sobre estas calles asfaltadas y permitir que el público me interrogue sin presentación previa, estoy a su disposición."

(Fotografía Enid Buria)














Una estatua de bronce de tamaño natural creada por el escultor cubano José Villa Soberón y que perpetua al "eterno caminante" de las calles habaneras se erige delante del convento de San Francisco de Assisi situado en el centro histórico de la capital, "La Habana Vieja", donde fueron transferidos sus restos. José María Pérez Lledín creo fuera y dentro de sí un motivo de inspiración para artistas plásticos como Gilberto Marín y compositores como Antonio María Romeo autor del danzón El caballero de París y que ese grande de la música cubana que fue Barbarito Diez cantó e inmortalizó. 

*Omnibus, autobús, bus 
(Fragmentos del libro Yo soy el Caballero de París escrito por el Dr. Luis Calzadilla Fierro )


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