(por Nury Arcia)
La Habana se describe a sus ojos como un ambiente pintoresco y peculiar, la naturaleza de la gente en perfecta armonía con la arquitectura, la luminosidad de la vida callejera y la penumbra de los interiores son en perfecta empatía con la cubanía y la visión que el artista tiene del mundo circundante. La fotografía en blanco y negro por excelencia y las técnicas que utiliza en la impresión personaliza el estilo de su universo fotográfico, sus colaboraciones con diversos artistas plásticos cubanos y foráneos lo acercan a una nueva experiencia y respuestas alternativas pictorialistas que lo alejan de los estancamientos de códigos estéticos.“El desnudo” dentro de su línea creativa aflora, primero en un semidesnudo casi imperceptible, la mujer vista desde un ángulo de su feminidad que se muestra pudorosamente, los prejuicios sociales todavía no aceptan la exposición del cuerpo como arte y finalmente la ruptura definitiva y abrupta con los frenos que detienen su intención de incorporar la desnudez al contexto habanero que caracteriza los finales de los años 80. Desnudando todo el cuerpo no escandaliza, en la postura de sus desnudas lejos del mórbido y lo ordinario, Trelles concilia, en el disparo de un obturador, lo ético con lo cognoscitivo.
Tito Trelles nació en Sancti Spíritus, Cuba , en el año 1950. No es posible ver la obra de este fotógrafo cubano separada de la vida socio-cultural de un país que a partir de los años 60 la efervescencia política influyó en todos los aspectos de la vida y por consecuencia en todas las manifestaciones del arte. La fotografía cubana experimentó un cambio radical, considerada un “discurso visual” de los acontecimientos históricos, las fotos de estudios habían sido desplazadas por aquellas captadas en la calles, industrias, escuelas y aglutinamientos colectivos, el cuerpo humano solo e independiente ya no es el centro de la atención, es el período gris de un género centenario “el desnudo” que como fuerza expresiva era marginado; la belleza de la mujer no estaba en el centro de la atención como en tiempos precedentes y dentro de esta crisis creativa que caracteriza la década de los 70 un joven del lente perpetua instantes de la vida, lo cotidiano, la natura y la expresión corporal, Tito Trelles forma parte de una nueva generación de fotógrafos cubanos, que bajo una nueva óptica, irrumpen con ansias creativas , visión novedosa y sin tapujos en la producción fotográfica proponiendo nuevas expectativas .
La Habana se describe a sus ojos como un ambiente pintoresco y peculiar, la naturaleza de la gente en perfecta armonía con la arquitectura, la luminosidad de la vida callejera y la penumbra de los interiores son en perfecta empatía con la cubanía y la visión que el artista tiene del mundo circundante. La fotografía en blanco y negro por excelencia y las técnicas que utiliza en la impresión personaliza el estilo de su universo fotográfico, sus colaboraciones con diversos artistas plásticos cubanos y foráneos lo acercan a una nueva experiencia y respuestas alternativas pictorialistas que lo alejan de los estancamientos de códigos estéticos.“El desnudo” dentro de su línea creativa aflora, primero en un semidesnudo casi imperceptible, la mujer vista desde un ángulo de su feminidad que se muestra pudorosamente, los prejuicios sociales todavía no aceptan la exposición del cuerpo como arte y finalmente la ruptura definitiva y abrupta con los frenos que detienen su intención de incorporar la desnudez al contexto habanero que caracteriza los finales de los años 80. Desnudando todo el cuerpo no escandaliza, en la postura de sus desnudas lejos del mórbido y lo ordinario, Trelles concilia, en el disparo de un obturador, lo ético con lo cognoscitivo.
México, Miami y definitivamente New york es otro paso a una nueva experiencia, ya no es Cuba con sus antiguas fachadas y el salir a la calle a tomar fotos casi al azar, ahora son otras propuestas que no “desequilibran” la obra fotográfica de Trelles, es solo una reformulación de la nueva realidad, es un cambio de perspectiva de su interés fotográfico, lo nuevo en su fotografía es solo una evolución interpretativa del contexto y por consecuencia del uso de técnicas más complejas.
Explorar en el mundo de la moda más que un descubrimiento es ponerse a prueba, no es la banalidad y la superficialidad lo que ha hecho de Tito T. un fotógrafo de talento prolífico, la modelo paradigmática que mira al lente, enfocada por su cámara, se va despojando de los esquemas retóricos derivados de una imagen que debe resaltar, por fuerza, la belleza corporal y traspasando el umbral de lo estéticamente bello comienza a transformarse en el sujeto que interpreta, en la serie fotográfica House Arrest, el rol de la anti-heroína de Trelles.
Explorar en el mundo de la moda más que un descubrimiento es ponerse a prueba, no es la banalidad y la superficialidad lo que ha hecho de Tito T. un fotógrafo de talento prolífico, la modelo paradigmática que mira al lente, enfocada por su cámara, se va despojando de los esquemas retóricos derivados de una imagen que debe resaltar, por fuerza, la belleza corporal y traspasando el umbral de lo estéticamente bello comienza a transformarse en el sujeto que interpreta, en la serie fotográfica House Arrest, el rol de la anti-heroína de Trelles.
Los arquetipos femeninos, el realismo socio-crítico y las convicciones frente al pragmatismo social simbolizan lo íntimo de un espacio doméstico por demás depauperado que como un duplicado de la realidad se trasmite en esta obra fotográfica de un profundo significado sociológico. La luz y la sombra se combinan para crear un estado de ánimo donde la mujer, eje central de una fantasía masculina, provocativa en líneas y gestos es metáfora de un mensaje que sustenta una historia personal, alternativa artística donde la fotografía, ausente de diálogo, puede comunicar lo oculto a la vista de todos. Los subcódigos fotográficos como la perspectiva y la profundidad del campo, el encuadramiento y el contraste utilizados hábilmente, los accesorios domésticos, los fondos que representan la cotidianidad complementa la atmósfera de estas fotos-arte y tienen una notable influencia sobre el sujeto asumiendo una grande importancia en un metropolitano ambiente interpretativo.
Gladys and her magical kettle...
Tito Trelles alcanza, en esta “atrevida” propuesta, dos importantes resultados para un fotógrafo del desnudo: unas imágenes capaces de trasmitir un positivo erotismo, intrigante a veces, pero lejos de lo morboso o perverso hasta cuando en algunas poses de sus modelos juega a provocar una sutil voluptuosidad, y la imaginación, en segundo lugar, de centrar este erotismo en una situación socialmente extrema representada en modo artístico que transforma el “deseo” en un espacio de anhelada y desesperada “libertad” que influencia inconscientemente en todos los sentidos. “El desnudo” de Trelles es más símbolo que retrato y la mujer, interpretada y proyectada a través de su lente no es simplemente un cuerpo desnudo o encadenado, es observada de un modo creativo donde, con la encuadratura justa de la luz y las profundas zonas de la sombra, se entrelazan el movimiento y los sentimientos humanos.
The teapot owner...
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